Antigua Fábrica de Fernando Diago (Castellón)

La cérámica que adorna la antigua puerta representa al dios Hermes.

Antigua Fábrica de Cerámica Diago pegada a la calle del Maestro Arrieta, muy cerca de la avenida de Valencia, donde estuvieron las primitivas fábricas, de tanta trascendencia en el siglo XX. Fernando Diago Herrando fundó en Onda una pionera fábrica de azulejos que, en 1914, trasladó a Castellón cuando ya los cinco hijos se fueron uniendo al afán paternal, volcados como sus padres en ese escenario industrial. Antonio Diago Piñón, hijo de Fernando y Carmen, nació en Onda el 6 de agosto de 1894 y se inició de inmediato en la fábrica familiar primero en Onda y después en Castellón, donde en 1918 contrajo matrimonio con María Pérez Gaya.Después de su periplo en l’Alcora, Antonio Diago adquirió una nueva fábrica de azulejos en Castellón, junto a la primitiva de su padre. Él y los suyos la inauguraron con la denominación de Hijos de Antonio Diago, S.L.

La nueva empresa se volcó totalmente en la producción de esmaltes y fritas, que servía a otros muchos industriales, al tiempo que también fabricaba azulejos propiamente, con un amplio mercado. Onda, l’Alcora, Vila-real, Castellón y otros núcleos provinciales, vivieron un gran esplendor industrial con la cerámica y sus derivados. Llegaron los hornos morunos, que cocían con leña de monte, pasando después al horno-túnel y los hornos bicanales para la fabricación de azulejos de bicocción y en diversos formatos. La crisis de 1970 y siguientes, la prohibición de utilizar minio como componente en los esmaltes y el nacimiento del uso del zirconio, redujeron la fábrica a solamente el azulejo. Fue cuando Antonio se erigió en constructor y proyectó el edificio Diago en la avenida del Rey Don Jaime, principio de la calle Bayer. Es el edificio conocido como la casa de las persianas verdes, única en Castellón, que lucen junto a los murales de azulejos de fabricación propia en la fachada, con el arquitecto Francisco Maristany autor de los planos.

Cien años después, esta antigua fábrica de Castellón se ha convertido en patrimonio social de sus habitantes.