Nicolás Salmerón, catedrático de Metafísica de la Universidad Central, que ocupó durante mes y medio la presidencia de la República española en 1873, falleció en Pau el 20 de septiembre de 1908, mientras se encontraba de vacaciones en Francia. El 24 de octubre de 1915 se trasladaron sus restos al monumento funerario levantado en el cementerio civil de Madrid, a la derecha del mausoleo de Francisco Pi Margall (su predecesor en la presidencia de la efímera primera república española).
Quienes entonces redactaron el epitafio, además de la glosa que realizara el tigre Georges Clemenceau (primer ministro francés de 1907 a 1912), quisieron recordar especialmente que Nicolás Salmerón «dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte».
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